«Siempre soñé con ser amo de casa»: los padres que eligen trabajar en el cuidado de los hijos

Si bien el papel de una madre que cuida a sus hijos a tiempo completo está ampliamente aceptado, los padres que toman la misma decisión pueden ser juzgados.

Pregúntale a Steven Lange a qué se dedica y te dirá que trabaja desde casa o que está semijubilado.

Quizá añadirá que está considerando volver a trabajar a tiempo completo el año que viene, después de que su hijo menor se gradúe de la secundaria.

Es menos probable que diga lo que realmente se acerca más a la realidad.

«Soy un padre amo de casa», asegura este hombre de 52 años que vive en Ohio, EE.UU., y que trabajó por 30 años en el sector de desarrollo de marcas y productos, pero que en 2020 decidió apartarse de su carrera y quedarse en casa cuidando a sus hijos.

«Creo que jamás diría eso ni me presentaría de esa manera», añade.

«Siento la necesidad de explicar que no solo doblo la ropa, cocino y voy al supermercado. Hago otras cosas».

Es una timidez que persiste a pesar de que sabe cuán beneficiosa ha sido su decisión: ha logrado forjar una relación más cercana con su hijo adolescente y ha estado presente ayudando con su nuevo nieto.

El arreglo también le ha permitido a su esposa sacar una maestría.

Más comunes, pero aún muy pocos

Los papás amos de casa como Steven Lange son cada vez más comunes. En EE.UU., por ejemplo, el número casi se duplicó entre 1989 y 2012.

Pero aún es algo relativamente raro. De las familias estadounidenses con parejas ??heterosexuales, apenas el 5,6% tienen madres que trabajan y padres que no, en comparación con el 28,6% con padres que tienen un trabajo y madres que no tienen.

Vale la pena destacar que estas cifras incluyen a personas que están desempleadas pero que quizá están buscando trabajo, por lo que es una estimación con un margen de error.

Familia en Europa.Getty Images

En la Unión Europea (UE) es aún más raro.

En el Viejo Continente aproximadamente uno de cada 100 hombres hace una pausa en su carrera durante al menos seis meses para cuidar a los niños, en comparación con una de cada tres mujeres.

Esa relativa rareza significa que los hombres que toman esta decisión pueden sentirse extraños y, a veces, son juzgados con dureza.

Incluso en culturas en las que se espera que los padres se involucren más que en el pasado, todavía se espera que sean el sostén de la familia y con frecuencia se los estereotipa como menos afectuosos o menos aptos para el hogar que las mujeres.

Un modelo que persiste

En países como EE.UU. y Australia, se espera que el padre participe más en la vida cotidiana de sus hijos que en el pasado, afirma Brendan Churchill, profesor titular de sociología en la Universidad de Melbourne en Australia, que investiga la paternidad.

Aun así, «el modelo de sostén económico masculino persiste y se refuerza a diario en nuestra cultura. Piensa en los anuncios en la televisión», añade.

«También persiste en nuestros marcos de política social, a pesar de que ha habido muchos cambios: nuestro punto de referencia sigue siendo esa familia de cuatro con un sostén masculino».

El permiso de maternidad, por ejemplo, sigue siendo mucho más generoso en la mayoría de los países que el permiso de paternidad.

Esta creencia cultural de que los padres deben «proteger y proveer» puede sembrar una narrativa insidiosa en la mente de los padres que se quedan en casa, incluso de aquellos que sienten que son los más adecuados para contribuir con sus familias en su rol de cuidador principal.

Un sueño

«En la secundaria, nunca me vi yendo a la universidad y con una carrera elegante. Siempre me emocionó ser padre», explica Spencer Bouwhuis, de 25 años, desde Utah, EE.UU.

«Siempre soñé con ser un padre amo de casa», prosigue.

Spencer Bouwhuis en Utah, EE.UU., con su familia.

Sin embargo, cuenta que al crecer nunca se sintió cómodo compartiendo ese deseo.

El modelo tradicional con el que se crió en su comunidad, como miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, dicta que los padres deben mantener a sus familias, mientras que las madres deben cuidar el hogar.

Cuando le preguntaban qué quería hacer cuando fuera adulto, decía que no estaba seguro.

«Simplemente no pensé que me darían una respuesta positiva si decía la verdad», explica.

«Me encantó»

Spencer trabaja por temporadas, construyendo cubiertas de barcos.

En 2021, a medida que se acercaba el invierno, él y su esposa decidieron que se quedaría en casa durante unos meses cuidando a sus hijos, que entonces tenían seis meses y dos años.

A pesar de enfrentar los mismos desafíos que cualquier amo de casa, recuerda particularmente un período temprano de «agotamiento» cuando trató de estar al tanto con las comidas caseras, mantener la casa limpia, lavar la ropa y cuidar a los niños.

«Me encantó», confiesa.

Aunque ahora Spencer ha vuelto al trabajo remunerado, sigue cuidado a sus hijos al menos uno o dos días a la semana.

Para su familia, esta división de los trabajos del hogar tiene sentido. Él dice que su esposa tiende a tener «más impulso para salir a trabajar».

Pero a veces tiene que lugar con un pensamiento recurrente: «Siento que debería ser el sostén de la familia, y debería salir a trabajar (a tiempo completo)».

«Siento que me están observado»

En Chicago, Eric Taylor, de 43 años, se dedica a cuidar a su hijo de dos años.

Como candidato a doctorado en psicología clínica, el trabajo de Eric es flexible y puede hacerlo desde casa, mientras que su esposa tiene dos trabajos a los que tiene que asistir.

Uno de los principales objetivos profesionales de Eric es capacitar a los padres para que se sientan tan involucrados y valorados como cualquier madre, pero a pesar de su enfoque equitativo del género y la crianza de su hijos, él también cuestiona su papel.

«A veces, siento que me están observado. Estoy lavando los platos y siento que algún tipo de grupo jerárquico de supervisión masculina me está observando, controlándome y diciéndome: ‘¿Por qué lavas tanto los platos?'», cuenta el psicólogo estadounidense.

Aunque Eric contribuye financieramente con su familia, a veces se siente culpable por no ser su principal sostén.

«Internamente lucho con: ‘¿Eres ese tipo que simplemente se queda en casa, ese tipo que es mantenido por su esposa mientras ella sale y trae la comida a la casa?'».

«Se espera que las mujeres lo hagan»

La voz interior con la que luchan algunos padres amos de casa es un desafío. Pero también hay muchos cuyo rol es comentado por otros.

No hay evidencia concreta de que los hombres sean menos capaces de cuidar a los niños que las mujeres.

Una investigación reciente ha demostrado que los padres, al igual que las madres, encuentran cambios transformadores en sus hormonas y redes neuronales cuando ingresan a la paternidad, cambios que parecen ayudarlos a ser más cariñosos y empáticos.

«Las mujeres no tienen más instinto de madre natural que los hombres tienen de padre natural. Hay una curva de aprendizaje, pero lo que hace que parezca ‘natural’ es que se espera que las mujeres lo hagan», explica Churchill.

Aún así, algunos hombres y mujeres continúan creyendo que los padres no deben cuidar a los niños a tiempo completo.

En Malta, Manrico Bugeja, de 36 años, dejó su empleo como profesor de francés hace seis años para quedarse en casa con sus hijos, que ahora tienen cuatro y seis años.

Tanto él como su esposa querían que sus hijos se criaran con uno de sus padres en lugar de ir a la guardería, y su esposa, quien es contadora, ganaba más dinero.

Manrico Bugeja, en Malta, con su familia.

La decisión parecía sencilla. Pero no para todo el mundo.

«Tuvimos gente cercana a nosotros que nos dijo: ‘¿Por qué no tomas un trabajo de medio tiempo, para que ganes tanto como ella?'», afirma Bugeja.

«Y luego hay quienes dirán que este hombre es un vago«.

Él escuchaba a gente que decía: «No sé cómo los hombres hacen eso, dejar que sus esposas trabajen».

Otros tipos de estereotipos, aunque aparentemente más benignos, pueden ser aún más dañinos.

Ideas arraigadas sobre el género

Un ejemplo con el que muchos padres se relacionan es cuando extraños o conocidos les preguntan si están «de niñero«, cuando los ven en el patio de recreo o en el supermercado.

«Si estás tratando de molestarme, una de las formas en que puedes hacerlo es preguntarme si estoy cuidando a mi hijo», asegura Taylor.

«Pues no. Soy padre. Estoy haciendo lo que se supone que debo hacer«.

En Montana, EE.UU., Kyle Rasmussen, de 38 años, cuida a sus dos hijos a tiempo completo. Suele hornear muffins de arándanos para que su hija los lleve al preescolar.

Kyle Rasmussen, en Montana, EE.UU., con su familia.

«Una de las mamás me felicitó mucho porque logré hacer muffins», cuenta. «Fue como si dudara de mis capacidades pero, ya sabes, creo que soy un poco capaz».

La idea de que los hombres no deberían ser padres amos de casa en general, es común, según el investigador australiano Brendan Churchill.

«Los propios padres no siempre se sienten equipados para ser padres de tiempo completo, no porque no quieran, sino porque sienten que no tienen el conocimiento o las habilidades para hacerlo, o (porque sienten) que la madre es más la adecuada naturalmente para llevar a cabo la tarea», explica.

Para él, es una percepción que se basa en «ideas profundamente arraigadas sobre el género y el cuidado».

Pero esas creencias pueden ser tóxicas.

«La idea del sostén económico masculino, e igualmente de las mujeres como cuidadoras ‘naturales’ o ‘maternas’, perjudica a los hombres y a los padres, porque les impide comprometerse o involucrarse», afirma Churchill.

«Actúa como un guion social, lo que da forma a comportamientos sociales».

Si es menos probable que los padres hagan muffins de arándanos, en otras palabras, es porque, como sociedad, no esperamos que los hagan.

 

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