Parafraseando al tango de Celedonio Flores, bien se podrían entonar hoy los clásicos versos de esta manera: “Si hasta el nombre te has cambiado / como ha cambiado tu suerte: / ya no sos mi Fran Fine… / ahora te llaman Norma Rae”.
Para el público de estas tierras resultó sorpresivo ver a la actriz del icónico protagónico en la serie The Nanny (la niñera Fran Fine), al frente de la huelga de actores y artistas de radio y televisión. Es que la actriz Fran Drescher es presidenta del sindicato SAG-AFTRA que agrupa a los intérpretes de la industria audiovisual. Se debe recordar que la película Norma Rae, que le valió el Oscar a Sally Field por su interpretación, da cuenta del camino hacia la conciencia sindical de una joven mujer obrera textil (como sus padres), que encuentra en la organización para la lucha de sus compañeros y compañeras un destino no tan solo personal. Es algo que la excede. En ese entendimiento se funda gran parte de la conciencia de clase.
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Claro, si el tango que interpretó Carlos Gardel tenía un tono de reproche hacia una arribista llamada Margarita, la nueva versión de “Margot” debería ser elogiosa: Drescher, consagrada en la televisión de los años noventa, está al frente de los reclamos de sus pares frente a los CEOs de industrias mega millonarias, que se niegan a distribuir las riquezas generadas por el trabajo de los artistas. Bueno, nada nuevo entre los capitalistas, claro, pero lo que es cierto es que la última huelga de SAG-AFTRA ocurrió en 1980, hace ya 43 años. Mucho antes del negocio inmenso del streaming y las producciones que se han dado a conocer como “la nueva televisión”, conformada por series de alcance global tanto en la llegada a los espectadores como a la respectiva generación de ganancias.
No se debe perder de vista que los guionistas de los Estados Unidos están en huelga con piquetes desde el 2 de mayo y que una medida de fuerza conjunta de actores y guionistas no se realizaba desde 1960, hace ya seis décadas. Esta acción provocará el paro casi absoluto de las actividades debido a la rapacidad de los empresarios. Las consecuencias son insospechadas, así como insospechado es cómo repercutirá este acontecimiento en otros sectores laborales, cuando en los Estados Unidos la crisis económica mundial se palpa día a día en los bolsillos del ciudadano promedio.
Por cierto, en mayo la revista Variety indicaba que desde 2020 se habían afiliado al SAG-AFTRA, 10 mil nuevos miembros. Pero el ingreso de las cuotas se había “estancado”, demostrando una caída en los salarios reales de los afiliados. Las proyecciones de la revista, una de las más serias sobre la industria del espectáculo y sus protagonistas, aproximadamente 50 por ciento de los miembros del significado “no ganarán ni un centavo por actuar; solo entre el 5-15 por ciento de los miembros gana más que el mínimo de $26,470 por año para el plan médico”. Variety señalaba que solo el dos por ciento de los miembros del sindicato “tiene un ingreso garantizado de clase media. La fuerza laboral se está volviendo cada vez más precaria, ocasional e incierta”. Hollywood, la tierra donde los sueños del ajuste empresarial se hacen realidad.
Un verdadero contraste si se compara con las ganancias empresariales. Un artículo de Los Angeles Times de junio mostró que la paga para “los mayores ejecutivos de Hollywood se disparó durante el pico de la pandemia, alcanzando US$1,43 billones en 2021, un 50 por ciento más que la compensación total en 2018. En los últimos cinco años, los tres ejecutivos mejor remunerados de la industria del espectáculo obtuvieron $1,1 mil millones”. ¡Tres personas, nada más, cobraron ese montón de billetes!
“Incluso en un país atormentado por la desigualdad económica, las escalas de remuneración de Hollywood son únicas”, concluía la nota de Los Angeles Times. Las empresas de la industria se agrupan en distintas asociaciones que velan por sus intereses. El ala más radical del empresariado se agrupa en la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP, por sus siglas en inglés) con miembros como Disney, Amazon, Netflix, Apple, Sony y Warner Bros. Los fans de Succession hemos podido ver en su cuatro temporadas un comportamiento deleznable de los miembros de una familia empresaria de esta clase, que parece retratar como un lienzo realista a los ejecutivos de estas corporaciones billonarias que son la parte patronal del conflicto.
La huelga iniciada el jueves a la medianoche había sido pospuesta, en función de un plazo extra de dos semanas más para las negociaciones, pero las empresas se negaron a discutir siquiera planteos como el reparto de los beneficios “residuales” (se llama así a los beneficios que se obtiene por las repeticiones y por la compra de derechos internacionales). ¿Podía haberse sospechado un levantamiento de la huelga, que había sido votada para dar comienzo a partir del 30 de junio por el 98 por ciento de los miembros de SAG-AFTRA?
Mejor es prevenir que curar. Por eso resultó muy llamativa la carta abierta a los dirigentes de SAG-AFTRA, que se publicó justo antes del 30 de junio y fue firmada por 300 actores y actrices (luego el número se desbordó exponencialmente) que llevó las reconocidas firmas de Kevin Bacon, Meryl Streep, Liam Neeson, Ben Stiller, Julia Louis-Dreyfus, David Duchovny, Glenn Close, Brendan Fraser, Jennifer Lawrence, John Leguizamo, Téa Leoni, Laura Linney, Bob Odenkirk, Mark Ruffalo, Marisa Tomei, Richard Jenkins, Amy Schumer, Chloe Sevigny, Amy Poehler, Sarah Polley, Elizabeth Banks, Neil Patrick Harris, Rosie O’Donnell, Pedro Pascal, Joaquin Phoenix, Charlize Theron y muchos más.
El texto de la carta decía, en sus partes más relevantes: “Nos preocupa la idea de que los miembros del SAG-AFTRA estén preparados para hacer unos sacrificios que los líderes no quieren hacer”, en una clara prevención a una negociación aislada de las pretensiones de la base del sindicato. En tiempo pasado, se refería a los dirigentes: “Creíamos que ustedes entendían lo salvajemente que están siendo menoscabados nuestros salarios y nuestros residuales, cuánto tiempo estamos siendo retenidos entre temporadas”. Remarcaba: “La solidaridad exige honestidad, y necesitamos que quede clara nuestra determinación”. Y terminaba: “Este no es un momento para llegar a un término medio, y no es una exageración decir que los ojos de la historia están en todos nosotros. Pedimos que presionen por el cambio que necesitamos y la protección que merecemos y que hagan historia”. En otras palabras, como se dice en criollo: “Con los dirigentes a la cabeza, o con la cabeza de los dirigentes”.
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La cuestión no será fácil. La intransigencia de los empresarios ya fue fijada en declaraciones que muestran los niveles a los que están dispuestos a llegar. Bob Iger, CEO de Disney, dijo a la publicación digital Deadline que “los reclamos de los actores no son realistas” y otro planteó que espera que los guionistas finalizarán la huelga recién a fines de octubre, porque en ese entonces empezarán a haber graves consecuencias económicas y se acabarán sus ahorros. “Tenemos que permitir que las cosas se prolonguen hasta que los miembros del sindicato comiencen a perder sus departamentos y sus casas”, dijo. Ante semejante bravuconada frente a una medida de la parte laboriosa, no queda más remedio a actores y guionistas que preparar una larga lucha para alcanzar una victoria y que sea una marca en el más vasto camino actual y por venir de distintos grupos de trabajadores.
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Las consecuencias ya son visibles en la televisión estadounidense, que cada noche pone repeticiones en loop de capítulos de los Tonight’s Shows clásicos, como repeticiones de episodios de series de temporadas pasadas, a la vez que se incrementan programas que no prevén guionistas en sus staffs, como ¿Quién es la máscara?, y cosas así.
La temporada final de Strange Things está parada, como la de The last of us y películas como Beetlejuice 2 o la secuela de Gladiator que acaban de comenzar tienen en riesgo su continuidad inmediata. Los CEOs de la industria anunciaron que las consecuencias a la baja en los ingresos de los trabajadores, serían responsabilidad de la huelga que ya comenzó.
Son argumentos conocidos y poco creíbles, como señaló Fran Drescher al anunciar el inicio de la histórica medida de fuerza. “Dicen que están perdiendo plata cuando le están dando miles de millones de dólares a sus CEOs. En algún punto debemos decir no. Ustedes (los empresarios) están actuando demencialmente. Entonces estamos nosotros, en solidaridad, en unión, con la votación más alta en nuestra historia del sindicato para autorizar la huelga. Somos trabajadores y nos mantenemos erguidos y demandamos respeto. ¡Ustedes se reparten la riqueza, pero ustedes no podrían existir sin nosotros!”.
Has recorrido un largo camino, Nanny Fine, vos y tus compañeros y compañeras no ya de elenco, sino de lucha. Desde acá, y desde todo el mundo, observamos esta gran huelga. Los apoyamos. Esperamos un gran próximo capítulo.
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