Aumenta amenaza de los incendios forestales en Latinoamérica

Los recientes incendios en Brasil y Bolivia no solo dañan la flora y fauna amazónica, sino que también amenazan zonas pobladas. Expertos consultados por DW observan un aumento regional en la intensidad de las llamas.

A pesar del corto alivio provocado por las lluvias recientes, el personal de emergencia aún intenta apagar los más de mil focos incendiarios que afectan el noreste de Bolivia.

Los incendios han dejado animales calcinados, más de 2,9 millones de hectáreas reducidas a cenizas, zonas evacuadas, vuelos cancelados y escuelas cerradas por el humo y la mala calidad del aire en ciudades como Santa Cruz y La Paz, así como más de 50 detenidos.

«El estado en que se encuentran las zonas afectadas por los incendios es catastrófico», contó desde Bolivia Eder Santibáñez, coordinador del Movimiento en Defensa del Valle de Tucabaca (oriente), a DW.

«Lo más crítico es que las zonas que más se han quemado este año son muy sensibles. A diferencia de los incendios del 2019, ahora se trata de parques, que son protección y corredores ecológicos para diversas especies endémicas», agregó.

Los incendios forestales van en aumento

La Amazonía brasileña sufrió algo parecido estas últimas semanas. En el Pantanal, el mayor humedal del planeta, se registró un récord de casi 4.000 focos incendiarios. Otros países de la región, como Chile y Argentina, también se han visto afectados por graves incendios en los años recientes.

«Los incendios en Sudamérica son cada vez más intensos y frecuentes», señaló a DW Daniela García Aguirre. La ingeniera ambiental y abogada del Equipo de Clima de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA) agregó que estos siniestros están impactando en «la calidad del aire, el clima, los derechos humanos, y tienen repercusiones en pérdida de biodiversidad».

En conversación con DW, Tarsicio Granizo, exministro de Ambiente de Ecuador y director en ese país del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), ve con preocupación la sequía en la Amazonía, donde «se nota que cada vez hay más incendios forestales».

«La deforestación desenfrenada, combinada con la sequía extrema, está convirtiendo a la Amazonía en un foco de incendios que pueden ser muy grave para la biodiversidad y para el ser humano. Con bosques más secos, es más probable que ocurran incendios forestales», advirtió.

 

Deutsche Welle - El humo provocado por los incendios llegó a ciudades como La Paz (foto) y Santa Cruz. Se cerraron escuelas y se cancelaron vuelos.
Deutsche Welle – El humo provocado por los incendios llegó a ciudades como La Paz (foto) y Santa Cruz. Se cerraron escuelas y se cancelaron vuelos.

 

Esquemas de protección anticuados

Por su parte, Miguel Castillo Soto, director del Laboratorio de Incendios Forestales de la Universidad de Chile, afirmó a DW que Latinoamérica se encuentra en un «profundo periodo de adaptación».

«Los actuales esquemas de protección que se solían aplicar hace 30 o 40 años hoy han quedado atrás, justamente por las nuevas exigencias que nos impone el clima de la Tierra», planteó.

El académico chileno añadió que lo que aumentó «no ha sido tanto la cantidad de incendios forestales, sino la gravedad de ellos. En muchos casos, estos han pasado de ser un problema de incendio de vegetación, a ser un problema de orden público y de infraestructura crítica», algo que está ocurriendo en varios países latinoamericanos.

Incendios provocados por la agroindustria

El exministro ecuatoriano Granizo explicó lo que ocurre en países como Bolivia, donde «los frentes de colonización para la producción agrícola y ganadera avanzan sobre las selvas, sacan la madera más valiosa y queman el resto. Estos incendios para ‘limpiar’ los terrenos de ‘malezas’ muchas veces se salen de control, y, si tienen al lado un bosque en el que no ha llovido y los porcentajes de humedad son mínimos, es fácil que se produzca un incendio».

García Aguirre, de AIDA, apuntó al cambio climático como «la principal causa» de la frecuencia e intensidad de los incendios: «Aunque algunas de ellas son prácticas tradicionales, la expansión de la agroindustria, sumada a los cambios en los ciclos de lluvia -que ya deberían haber empezado- y a las sequías extremas en la región, hacen que estos incendios se salgan de control e impacten en la vida, el ambiente, el clima y la biodiversidad».

¿Qué hacer para evitar incendios?

Castillo Soto propone que el enfoque para evitar incendios «debe ser a través de la gestión de riesgos de desastres« y «aumentar fuertemente la capacidad de respuesta oportuna. Sobre todo, frente a grandes desastres, en el entendido de que los incendios se van a seguir presentando en el tiempo».

En tanto, García Aguirre sugirió «tomar medidas inmediatas y con todos los recursos y medios disponibles para combatir la deforestación legal e ilegal, y entender este problema como uno con impactos transfronterizos para activar acciones de cooperación regional».

Asimismo, pidió abrir investigaciones y «sancionar a los responsables, así como tomar medidas preventivas reforzadas desde una perspectiva de derechos humanos, para evitar situaciones similares en el futuro».

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